14.1.11

Liverpool y Ararat

Cristian Sirouyan

Una nota de un viejo amigo, el periodista Cristian Sirouyán, a Krikor “Coco” Boudakián, líder de Danger Four, nos introduce en el “túnel del tiempo” y me remonta a una infancia armenia en Montevideo, allá por 1968-1973, cuando el Conjunto Electrónico Armenio era el referente de la música moderna armenia en el Río de la Plata. Los cuatro discos de vinilo de la “Electrónica” hoy son objetos de colección para una historia que aún no se ha escrito. ¿Es demasiado pedir que alguien edite un CD para rescatar música “made in South America”, especialmente el mítico tema “Mianank”, que continúa siendo de actualidad 40 años después? Ojalá que Coco pueda cumplir su idea de volver a tocar música armenia.
Fuera de programa, mientras las tribunas de Ríver se iban poblando, uno de los miles de espectadores que se apretujaban en busca de su lugar para disfrutar del recital de Paul McCartney debió asumir un papel protagónico. La puntualidad inglesa de la figura central acechaba, pero muchos acababan de detectar otra pieza del universo beatle abajo del escenario. Krikor “Coco” Boudakian había hecho lo imposible por pasar inadvertido, hasta que la calvicie ostensible lo delató y terminó rendido ante la demanda de autógrafos y fotos compartidas. Lo requerían fanáticos de los Fabulosos Cuatro y de Danger Four, la primera banda de tributo de Latinoamérica, que el guitarrista uruguayo formó en Montevideo y que este año festeja 30 años. De artistas uruguayos pasaron rápido a ser considerados talentos rioplatenses. En los ‘80, los Danger aprobaron la prueba más exigente: Juan Alberto Badía los escuchó en Punta del Este y decidió contratarlos para una larga serie de presentaciones en su programa Badía y Compañía, que emitía Canal 13, desde abril de 1985.
El grupo de “Coco” y sus compatruiotas Alfie Gayle, Pablo Bosch y Julio Ferrari llegaba fogueado en salas y calabozos de la otra orilla. En su original versión de Danger Cuatro, sacudía las conciencias con canciones irritantes para la dictadura militar. El mayor éxito compuesto por Boudakian, el inconformista tema Cacerola, era razón suficiente para caer presos seguido por unas horas. Así empezó el recorrido de esta banda-homenaje, que poco después posó los ojos y el oído exclusivamente en la obra de Los Beatles.
Para largarse al ruedo decorosamente, los Danger importaron de Inglaterra instrumentos modelo ‘65 similares a los que utilizaban Paul, John, George y Ringo. “Pudimos lograr el auténtico sonido beatle y eso nos valió ser nombrados Embajadores Itinerantes de los Beatles por la BBC de Londres, tocar en el Solís -algo así como el Teatro Colón de Montevideo-, ser ovacionados en el Festival de Viña del Mar de 2004 y juntar 70 mil personas en un recital callejero, en Montevideo, en 2005”.
La prehistoria artística de este autodidacta de teclado, guitarra, bajo, acordeón, mandolina, laúd y bouzouki, poco tiene que ver con las canciones de protesta en castellano y el mejor pop de todos los tiempos. En los años ‘60 y ‘70, Boudakian ocupaba cómodamente el sitial de máximo referente entre los músicos de la diáspora armenia de América del sur. A esa altura, ya convocaba multitudes con su orquesta folclórica Shiraz y el Conjunto Electrónico Armenio.
Lo desvelaba -como ahora- la postergada demanda de reconocimiento por parte de Turquía del Genocidio sufrido por sus antepasados en 1915. Sus abuelos sobrevivientes alcanzaron a poner pie en Uruguay desde Gürún -en la Armenia histórica, hoy territorio turco- y ese dolor colectivo lo impulsó a mechar letras testimoniales entre los ritmos tradicionales y las canciones pasatistas. Desde su búnker en el club Vramian militó en la Unión Juventud Armenia y la Federación Revolucionaria Armenia, dos organizaciones empujadas al exilio que le permitían reivindicar las demandas nacionales de su madre patria. Desde su especialidad aportó para la lucha con el tema Mianank (“Unámonos”), un himno para los armenios afincados en estas latitudes.
Hoy, con 63 años, “Coco” sigue aferrado a sus sueños primigenios: “Con Camilo Celi Núñez, Beto Fregossi y Lucas Fiorentino -los actuales Danger 4-, no perdemos la esperanza de tocar algún día con Paul o Ringo. También sería glorioso volver a tocar música armenia y, si es con mi hijo Mikael (integrante de la banda de rock uruguayo Snake), mejor. Eso sí: lo máximo sería conocer la tierra que mis antepasados tuvieron que abandonar”. “Coco” ajusta las cuerdas y arremete con La vi parada ahí -”el himno del rock de todos los tiempos”, según su aseveración-, con un ojo en la gira que prepara Danger Four en la Costa Atlántica y el otro, en el bíblico monte Ararat, una utopía posible para este uruguayo sin fronteras.

"Clarin", 14 de enero de 2011

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